Hay siempre algo de locura en el amor,pero siempre hay algo de razón de la locura. ( Friedrich Nietzsche)

jueves, 20 de septiembre de 2012

Modo renovación.

En medio del hastío uno intenta cambiarle de tema a su propia mente. Yo intento hacer una actualización que rezume vida, pero mi inspiración se ha visto mermada últimamente. Cuento con material para algunas actualizaciones, acontecimientos y frases para traer hasta aquí, mientras las imágenes aplastan las palabras. Todo se vuelve maraña. Es complicado reflejar la sensación que mezcla saturación y vacío simultáneamente. A veces, uno necesita parar, parar más allá de lo parado para poder saltar de nuevo.
 Paramos el mundo para que luego volviese a girar con más fuerza que nunca. Y giró, y giró, y giró...

Decía que Agosto me dejó sensación entre pena y liberación. No lo echo de menos. Con Septiembre juego a equilibrismos esperanzados. Ahora no, ahora no podemos perder esa que nos levanta por las mañanas. Estoy mirando por un caleidoscopio deseando que todos esos colores nos invadan, que salgan a pintar mi mundo y el de los míos, algunas de ellas en su tedio particular. Y saldrán, sé que saldrán y podremos celebrar lo que ahora es incógnita, a ratos rosa claro, a ratos gris oscuro. En momentos como estos nos quedan esos de los que uno nunca se desprenderá, esos que son capaces de hacerte volar estando sentado. El otro día al llegar a casa, antes de dormirme, pensaba en aquello que decía Piaget: "el tiempo no es una causa, sino un vehículo de causas". Un vehículo de causas que me ha llevado a la infancia y a la adolescencia en los últimos meses. Ese vehículo me ha encontrado y reencontrado con partes del pasado. ¿A quién no le gustaría volver a un día de los diecisiete? ¿o de los nueve? da igual, pero volver por un momento y con toda la esencia. Yo lo he hecho, y confirmo que eran tal como los recordaba. Gracias a unas personas, por hacerlo posible.

 No sé si lo había dicho, pero odio el viento.

Sacudirte la abulia a veces se vuelve ardua tarea. Me he rodeado de buena música, de buena literatura, arañando momentos de distracción. Sin echar de menos esa sensación de romanticismo que por un lado, no he tenido nunca. Nos hemos arropado uno a otro, cada uno con un frío diferente. Me he rodeado de esos que sonríen con el alma, los que saben leerme entre líneas; los mismos que me mandan abrazos que axfisian. Están los que siempre han estado ahí; los que nos desperdigamos hace tiempo y ahora echo de menos más que nunca; y los que he ido hallando por el camino y que me llevo hasta el final. Sólo por esto y por todos ellos, este invento llamado vida está siendo maravilloso.

Viviendo cada segundo sabiendo que somos levedad, cual nube en el cielo. Ese es el mensaje que me llega por diferentes vías desde hace semanas. Nadie podrá quitarnos el hoy.
 
Siento que este blog se ha quedado estancado y repetido, quizás síntoma de que llega su final. Enfermo de rutina, tal vez.
 
 
     
 
¿Cómo paras tú tu mundo? ¿Volverías a un día de algún año pasado, por un momento y con toda su esencia? ¿A cuál y por qué?

No hay comentarios:

Publicar un comentario