Hay siempre algo de locura en el amor,pero siempre hay algo de razón de la locura. ( Friedrich Nietzsche)

miércoles, 14 de noviembre de 2012

!!!!!!!!!!!!!*!!!!!!!!!!!!!

Ante la indecisión por la elección de el título para la actualización he pensado que hoy cambiaré un poco la forma. Yo pondré, como siempre, el texto y las imágenes. Vosotros, como siempre, la palabra. Pero hoy será a posteriori. Cada uno decidirá lo que le hace renacer de lo más profundo de sus sentimientos esta actualización y así cada uno colgará en ese título la palabra que le venga mejor. Más que nunca, buscamos la palabra.


Una amiga que me comenta que se ha separado de su novio y que se siente tremendamente aliviada; en sus sentimientos se entremezclan el hastío con la esperanza de ver la salida del atolladero en el que estaba su relación. Hablo con un gran amigo; me dice que ha tenido varios deslices amorosos y que todos han sido con mujeres casadas o con pareja estable. Quedo con otra amiga que me comenta que no está bien con su marido, que incluso tiene "algo" con otro hombre, y que él, a su vez, tiene pareja, con la que además comparte sofá. Compartir sofá a veces dice mucho más que compartir cama, y sino miradme a mi. Tal vez, ellos y otras muchas personas ansíen completar ese porcentaje que falta para que la satisfacción en la relación llegue al 100%. Ignorando que la falta nunca es colmada. Esto quizás siempre ha existido (de obra o de pensamiento), ahora existe por completo.
La estadística confirma que se han incrementado las separaciones a partir de los sesenta y cinco años. La jubilación implica tiempo libre, más momentos juntos que se ven irritados y desbordados por los días interminables, en los que ya no existe la tregua laboral de antes. Creo que al encaminarse al tramo final de la vida uno se vuelve más sincero, colocándose como uno realmente desea. Como una lucidez que llega para iluminar el final.

Esta parece ser la realidad que nos rodea. ¿Es la época en la que vivimos o es que los valores tradicionales ya no se siguen? Mientras la mujer tiene mayor independencia económica, muta también el ideal del amor, mucho más ligado a lo carnal que a otras necesidades. Me quedo con la sensación de que somos mayoritariamente fachada y que existen amores y relaciones sumergidas. Una parte declarada, a veces incluso "religiosamente"; y otra parte, no declarada. Secreta.


Ni siquiera el amor eterno es para siempre; pero si lo fuese no es cuestión de que ese amor haya sido para nada. Lo importante no es el tiempo que transcurrió entre la fecha inicial y la fecha final, sino cómo fue aquel tiempo. No por pensar que quizás termine, hay que descuidar el final. Si hubo amor, que quede algo bello, porque sólo lo bello merece la pena ser recordado.


martes, 6 de noviembre de 2012

Pensamientos entre almohadas.

Hace tiempo que llevo pensando en esta actualización, el poder recuperar algunos de los temas de mis actualizaciones anteriores y amoldarlos a mi situación actual y como me prometí a mi misma que esto no era una despedida al uso,y las promesas hay que cumplirlas siempre. La época que vivo hace que rescate esta actualización con la palabra "miedo". En estos despertares en los que adormilada todavía, de repente el cuerpo agitado confirma que no es pesadilla sino realidad lo que está sucediendo. El corazón retumba en las sienes. Y ese miedo que abraza nos hace sentir cada vez más indefensos y minúsculos. Comienzan los días llenos de una quietud temblorosa. Quietud de esa que nos deja varados, en la que sólo podemos esperar a que amaine el huracán; y mientras, temblamos como cuando te quedas sin ropa frente al mar en una noche de Enero. Temblamos de miedo a escuchar lo que no queremos escuchar.


Ese miedo que, mezcla pena y angustia, oprime. Y retrocedo a una de mis peores épocas, podría decir que la peor, hace ahora algunos años. Sin embargo, ahora hablamos de vida o muerte, y en esta dicotomía todo toma otro sentido. El estómago se ha revuelto, se ha cerrado. La boca también se ha cerrado, parece hermética; las mandíbulas aprietan y sólo se escapan monosílabos. Tengo al lado a alguien que me pregunta si tengo frío, si me encuentro bien, si me duele algo... y yo lo que tengo es miedo. Un miedo horrible que me congela sin palabras, y me escucho titubeando un "sí", "no", "claro", "ya", "ya", "ya"... La garganta parece agarrotada. Siento que las lágrimas se van garganta abajo. A las lágrimas les da miedo el miedo y deciden llorar sigilosamente. Todos a merced de un miedo a la muerte; a veces, la muerte de algunos a los que más queremos puede darnos mucho más miedo que la nuestra propia.
Estos últimos dias se han integrado a mi vida personas nuevas, diferentes personas pero todos con las mismas ganas. Yo quiero una tarde de esas nuestras, como estas últimas, igual a esas pero sin el miedo a todo esto que venía. Se vuelve tan complicado hablar de felicidad estando muerto de miedo... Absolutamente bloqueada entre noticias y más noticias a las que les falta esperanza. Porque como decía en la otra actualización, todos en algún momento tuvimos al miedo sentado a nuestro lado. Y ahora lo tengo aquí,a mi vera.
A pesar de estar casi sin palabras,también pienso hoy la palabra "salud".
Salud, la que valor al dinero y sentido al amor. Cuando desaparece, se van la paz, la calma, la felicidad, la comodidad y, muchas veces, la independencia también. Una enfermedad que sólo el nombre ya parece desgarrador en si mismo: cáncer. ¿Quién no conoce a alguien que haya tenido o tenga cáncer? una enfermedad que se vuelve terriblemente familiar. El camino es duro, largo, y lleno de piedras pero son muchos los que consiguen vencerlo, por ello, para todos los que ahora se encuentran bajo la tormenta, que no pierdan la ilusión de ganar la batalla. Salud para dormir sin miedo. Salud para despertarnos sin angustia. Salud para seguir poniéndo banda sonora a nuestra vida.
 

Y la última palabra que quiero rescatar en estos días, es "promesa". Promesa puede ser ofrecimiento o garantía. Pacto quizás. Unas flores o el mar entero. Mi tiempo y mis ganas. Un mensaje mientras me despido en un aeropuerto. Promesa de una espera, de un nuevo encuentro, allí o allá, con el lugar y la fecha todavía incógnitos pero encontrarse de nuevo y por supuesto, mejorados. Promesa siempre habla de voluntad y compromiso.Hay promesas que se hacen sin palabras, ni firmas. Esos compromisos libres, lejos de la palabra obligación. Las promesas siempre esperan ser cumplidas y, hay que cumplirlas hasta el final.
Una vez más mostrabas tu resistencia para soportar las dificultades en soledad. A veces, ver tanta fortaleza junta estremece, y a mi se me partió el alma en mil pedazos. Llegaban los que serían nuestros últimos días hasta hoy, necesitabas que te espantase el miedo, y yo lo intenté aunque no sé si lo conseguí. Yo luchaba por espantar el tuyo mientras el mío me invadía. Hubo tiempo para momentos compartidos y mientras, sin perder tu humor particular, hablamos de todo como si el tiempo se nos acabase. Siempre lo hicimos así, agotando hasta el último minuto, prolongando conversaciones que no querían terminar, pero esta vez más que nunca.
 
Yo sé que no hay olvido que pueda ganarle la batalla a todo esto que somos tú y yo.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Morir disfrutando.

He pensado en los acontecimientos que rodean mi vida últimamente, podría darle entrada a una palabra que lleva tiempo esperando: Disfrutar. Tras encontrar la pieza del puzzle que a uno le falta y haberla colocado; tras haber sido valiente; tras la consecución de la meta a uno sólo le queda una cosa: disfrutar. Es el tiempo de deleitarse. No voy a buscar más excusas porque aquí y hoy, voy a disfrutar.

La vida seguro que la han inventado para divertirnos, sino no tendría sentido.Pero sucede que en medio de todo eso estamos los humanos con nuestras pasiones, nuestros temores y nuestras emociones, ahí empieza la verdadera creación: desde lo más maravilloso hasta lo más patético. Podemos crear ilusiones o sufrimiento, ajeno o propio. Sí, crearnos sufrimiento propio, negándonos el goce como un castigo auto-impuesto. ¿Qué carga nos oprime para no poder disfrutar? Casi siempre está escondida, muy adentro; y tras vueltas y vueltas la encontramos o, quizás no la hallemos y siempre nos acompañe. A veces hay que tener el valor de enfrentarse a lo que hace daño para poder disfrutar. No hay que perder el tiempo con castigos y disfrutemos con lo que amamos porque, quizás, no hay mañana.



Hoy, día en el que el otoño hace poco que llegó a nosotros, quizás la estación que con más anhelo espero, y el verano pasó como una garantía de no caer en el olvido aunque eso ya lo tenía asegurado. Has sido auténtico hasta en la despedida. Y pensando en ti pienso en disfrutar, tu mayor legado: ser feliz y hacer feliz a quienes te rodeaban. Quiero, como tú, no morir antes de que llegue la muerte, que la muerte se sorprenda con esas ganas de vivir. Hay que disfrutar y aún quedándose a un pasito de la centena, morir disfrutando. Lección aprendida.



Hablan de que la vida es demasiado corta, supongo que hay vidas cortas que duraron cien años y, vidas larguísimas a pesar de que el tiempo no fue demasiado. No importa cuánto sea nuestro tiempo aquí, ni si los hubo mejores o peores, el caso es que este es el nuestro y sólo por eso debe ser disfrutado. El día que me vaya quiero sentir que mi vida ha sido plena. Y plena para mi es que he vivido como he querido, he amado, he aprendido, he elegido el cómo y el con quién, he fracasado, me he caído, he vuelto a comenzar con el ímpetu que te dan algunas caídas. Saber que uno ha disfrutado amando, disfrutado aprendiendo, y disfrutado enseñando todo lo aprendido. El día que me vaya quiero sentir que, por encima de todo, he disfrutado.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Modo renovación.

En medio del hastío uno intenta cambiarle de tema a su propia mente. Yo intento hacer una actualización que rezume vida, pero mi inspiración se ha visto mermada últimamente. Cuento con material para algunas actualizaciones, acontecimientos y frases para traer hasta aquí, mientras las imágenes aplastan las palabras. Todo se vuelve maraña. Es complicado reflejar la sensación que mezcla saturación y vacío simultáneamente. A veces, uno necesita parar, parar más allá de lo parado para poder saltar de nuevo.
 Paramos el mundo para que luego volviese a girar con más fuerza que nunca. Y giró, y giró, y giró...

Decía que Agosto me dejó sensación entre pena y liberación. No lo echo de menos. Con Septiembre juego a equilibrismos esperanzados. Ahora no, ahora no podemos perder esa que nos levanta por las mañanas. Estoy mirando por un caleidoscopio deseando que todos esos colores nos invadan, que salgan a pintar mi mundo y el de los míos, algunas de ellas en su tedio particular. Y saldrán, sé que saldrán y podremos celebrar lo que ahora es incógnita, a ratos rosa claro, a ratos gris oscuro. En momentos como estos nos quedan esos de los que uno nunca se desprenderá, esos que son capaces de hacerte volar estando sentado. El otro día al llegar a casa, antes de dormirme, pensaba en aquello que decía Piaget: "el tiempo no es una causa, sino un vehículo de causas". Un vehículo de causas que me ha llevado a la infancia y a la adolescencia en los últimos meses. Ese vehículo me ha encontrado y reencontrado con partes del pasado. ¿A quién no le gustaría volver a un día de los diecisiete? ¿o de los nueve? da igual, pero volver por un momento y con toda la esencia. Yo lo he hecho, y confirmo que eran tal como los recordaba. Gracias a unas personas, por hacerlo posible.

 No sé si lo había dicho, pero odio el viento.

Sacudirte la abulia a veces se vuelve ardua tarea. Me he rodeado de buena música, de buena literatura, arañando momentos de distracción. Sin echar de menos esa sensación de romanticismo que por un lado, no he tenido nunca. Nos hemos arropado uno a otro, cada uno con un frío diferente. Me he rodeado de esos que sonríen con el alma, los que saben leerme entre líneas; los mismos que me mandan abrazos que axfisian. Están los que siempre han estado ahí; los que nos desperdigamos hace tiempo y ahora echo de menos más que nunca; y los que he ido hallando por el camino y que me llevo hasta el final. Sólo por esto y por todos ellos, este invento llamado vida está siendo maravilloso.

Viviendo cada segundo sabiendo que somos levedad, cual nube en el cielo. Ese es el mensaje que me llega por diferentes vías desde hace semanas. Nadie podrá quitarnos el hoy.
 
Siento que este blog se ha quedado estancado y repetido, quizás síntoma de que llega su final. Enfermo de rutina, tal vez.
 
 
     
 
¿Cómo paras tú tu mundo? ¿Volverías a un día de algún año pasado, por un momento y con toda su esencia? ¿A cuál y por qué?

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Desánimo.

Hay gente que está desanimada y hay gente que tiene la capacidad innata de desanimar a los demás. ¿Nunca os ha pasado que de repente, tras una conversación con alguien sientes que se ha llevado en el bolsillo todos tus ánimos? Unos le llamarían gafe, otros pesimista, dirían que sus chakras no están equilibrados, que tiene un mal karma, otros le tildarían de aguafiestas... Sea como fuese nos ha dejado la habitación con una nube gris en el techo y nos ha desprovisto de toda ilusión. ¿Y qué pasa cuando ese somos nosotros mismos? Y nos sentimos sin ganas de nada, apáticos, con sentimientos negativos llamando imposible a lo que antes llamábamos propósitos. A veces, en una tarde un poco más gris de lo normal nos convertimos en homicidas de nuestras propias ilusiones. Hoy aquí,sentada en mi sofá voy a resucitar los desánimos.(Por mi, porque llevo unos dias regular).
Yo misma me muevo por hormonas. Y las hormonas a veces caen en picado, se quedan dormidas o se multiplican por diez. Esta ha sido la semana de la falta de serotonina, de dopamina y de endorfinas... Sin necesidad de causa aparente me sentía desanimada. Algo llega y se come la energía, la inspiración, los planes de hacer algo que merezca la pena. Los logros se vuelven rutina y lo que tenemos lo vemos un poco menos bonito. Esa sensación de que un velo semitransparente nos impide ver la felicidad del día a día, la alegría por la pequeñas cosas. Y no hay peor desánimo que cuando no sentimos alegría por las pequeñas cosas, esas que hacen los grandes días.





































                                                                                                                              Lau.


sábado, 15 de septiembre de 2012

Amor,o mejor dicho (des)amor.

Siento que tengo estoy abandonado, dejalo, olvidado...pero tras unas vacaciones algo más que calurosas en Barcelona estoy aquí para relatar de una forma un poco más coherente y ordenada,de como yo lo concibo en mi interior, la situacíon en la que estan ahora mismo mis sentimientos.

¿Qué se puede esperar cuando estás esperando? Y nunca mejor cuestionado.
                

 Me refiero a múltiples y diferentes situaciones. Se puede esperar reacciones de una persona aún sabiendo que la situación no dará más de sí? Es curioso,cuando justo nos hacemos este tipo de cuestiones cuando la vida parece que se nos comienza a posicionar un poco cuesta arriba, ahí, justo ahí es cuando tu mente se abre y llegas a la conclusión quizás de muchas cuestiones que antes ni siquiera te habías cuestionado... o capaz que si, pero seguramente sería mucho más sencillo "pasar".

El problema está cuando te sientes cansada, aburrida y hasta quemada de tragar siempre por situaciónes en las que tú misma sabes que no tendrías por qué. Situaciones en las que estas segura de que no es eso lo que quieres para tu futuro... pero otra vez más, acabas tragando. Y prepitiéndote a ti misma la misma frase barata de siempre : "Llegará el dia en que esto se acabe, el dia en que vaya y no trage más".

Sólo diré un palabra: AMOR. O mejor dicho, (des)amor, ¿acaso hay una forma más potente de amor que el desamor? Y saliendo de mi propio mundo, de mis propios ideales y manías; y concediendo un vistazo a los demás ( porque claro, todos sabemos que mirando nuestros propios problemas desde fuera parece que son mucho más ligeros y con menos importancia..)
     

Propongo fiesta de singles, o que directamente venga una persona concreta para cada uno, que no me cabe duda alguna de que serían capaces de sacudirles la nostalgia. Y tras esto, se plantean la siguiente cuestión: si una parte y la otra lo desean, ¿por qué esperar? ¿por qué esperamos unos y otros si sabemos perfectamente lo que queremos que suceda? Y la respuesta sólo contenía una palabra: miedo. Tenemos miedo porque desconocemos el deseo del otro, y miedo a que su deseo no sea el mismo que el nuestro. Mientras, el tiempo sucede, cada uno en su lugar, y en sus cabezas la misma pregunta: "¿cuándo?". Y yo pienso que nos repartimos la culpa con el señor miedo, él por existir y nosotros por no matarlo. ¿Es mayor el miedo que el amor? a veces sí, otras empatan, y otras, las mejores, gana el amor. Y lo digo yo, que estoy en la cuerda floja de mi relación por miedo. Desconectamos el cable que nos comunicaba, muertos de amor y de miedo. Por eso y más, creo que el miedo es tan sólo un hábito; un hábito capaz de devastarlo todo, de agotar todo tu ímpetu, tu creatividad y tu risa si dejas que se traiga las maletas y se vaya instalando. ¿Y si hacemos justamente aquello que nos da tanto miedo? Los límites, casi siempre, los marcamos nosotros mismos. En el fondo, tan sólo depende de uno, pero para hacerlo se necesita valentía, firmeza y sobretodo, sueños.


Hay historias que uno conoce, que podrían ser guión de cine, y siente el inevitable deseo de que terminen bien. Bien quiere decir juntos.


lunes, 13 de agosto de 2012

//El cariño

Buscando la palabra para este lunes, estaba estancada entre varias, sin decidirme y sin saber qué escribir sobre cada una que se posaba delante. Apareció CARIÑO y, un cúmulo de ideas y sensaciones llegaron a mi.Recién comienza el día, un día tranquilo que no parece agobiado, pero aún asi no tendré mucho tiempo para preparar este post, pero lo haré con todo el cariño que siempre le pongo a todo esto, sabiendo todos los que estáis ahí detrás, al otro lado de la pantalla. Estéis donde estéis os encuentro en mi mapa particular, un corazón-brújula. Aquí y hoy, cariño.


El cariño y todos los apetitos de amor tienen que comenzar por el afecto a uno mismo. ¿Cómo volcar el afecto en algo si no lo hemos probado en nosotros mismos? Desde bebé se crean diferentes vínculos afectivos, tenemos esa necesidad de recibir y dar cariño, luego se afianzan o se enfrían, llegando a desaparecer. Ya lo proclamaba la popular frase:"el roce hace el cariño". Cuántas veces afianzamos relaciones que luego se diluyen en el tiempo, sin que sucediese nada traumático que pusiese final. Conocemos la histeria que demanda cariño por doquier, nunca suficiente para ella. Al psicópata que desprecia el cariño mostrando total desinterés por los sentimientos ajenos. A ese depresivo que sólo cuenta con un empobrecimiento afectivo, sintiéndose incapaz de sentir afecto hacia nada, sin encontrar causas para levantarse y volcar todo el cariño del mundo, lo que le hace sufrir profundamente. La falta de afecto supone un vacío en una parcela muy importante de nuestra vida. El cariño dá sentido a esta vida,y equilibrio también. El cariño nos desarrolla y nos madura.


En muchas ocasiones la expresión del cariño no está clara en la persona que lo proyecta, así sale la vergüenza ante alabar al Otro; morderse la lengua antes de decir "te quiero";o desconocer cómo decir "gracias" ante un regalo. La expresión de sentimientos es todo un arte y daría para otro post. Hoy hablamos del afecto, de cómo nos colocamos ante el mundo. Sin cariño no me hubiese levantado, quizás tu tampoco, ni hubiese hecho todo lo hecho a lo largo de este dilatado mes. O quizás lo hubiésemos hecho todo, lo que está claro es que el verano no hubiese merecido la pena como lo ha merecido realmente. Cariño es algo así como la sonrisa del alma.


Da igual que el cariño sea hacia la abuela, hacia el gato o hacia los libros. Quizás ha sido algo inculcado en mi desde muy pequeña, "ponle cariño a todo" lo que hagas o te rodee, tanto como si no tuviésemos más adentro, es el modo de que todo tome esa magia. Cuando se nos olvida, aparece lo que llamamos "apática rutina". Porque cariño es alzarse, es la energía positiva, son las ganas; es el esmero, es tratar algo o alguien como si fuera lo más valioso. Cariño es darlo todo en algo a lo que le has puesto la etiqueta de importante.

lunes, 23 de julio de 2012

Poniendole orden al caos.

No tenemos que irnos hasta antes de la ordenación del cosmos para encontrar el caos. Por desgracia podemos encontrarlo dondequiera a nuestro alrededor. Es la confusión y el desconcierto, pero también la abertura a que el orden llegue y se pose. Tambaleando sin equilibrio entre la inquietud, intentando sostenernos sin estructuras. Construyendo sin método, creando sin disciplina. El desasosiego que se vuelve vorágine. Esta noche, vamos a ponerle orden al caos.



La palabra que en un principio se refería a "hueco","muy abierto" ha terminado refiriéndose a desorden. A mi me resulta una amalgama de los dos significados. Porque hasta la más fuerte sacudida, creando el mayor de los desórdenes deja hueco para volver a crear de nuevo. Son tantos y tan diversos los sentimientos que una persona puede sentir. Tantas las causas que pueden llegar a agitarnos, a derribarnos, subirnos hasta el cielo o enterrarnos estando vivos. Hay semanas, incluso días, que pretenden ser un muestrario de sentimientos,y te colocan como maniquí en el que probar todo aquello. Incluso a veces sucede que se mezclan, se chocan entre sí dentro de ti sin que puedas hacer nada más que dejar que el vendabal de sensaciones pase. Demasiados sentimientos encontrados para poder ponerles un nombre común. Nos despertamos abatidos entre pesadillas y sueño denso empezando un día que no despierta bien. Espero la respuesta. Busco la respuesta, con todas las esperanzas agarradas en mi puño para que ésta sea justo la que necesito oír. Vagamente descubro que la sentencia es lo esperaba mi lado pesimista, opuesto a lo que deseaba escuchar. Tardo en procesar y digerir. Una nube negra surge encima de mi a punto de estallar en tormenta. Y como toda tormenta retumba, un eco resuena adentro. Pensamientos que doblan los límites de velocidad dentro de esta cabecita. ¿Por qué...? Gran interrogación que me trae reminiscencias del pasado. Hay tantas preguntas sin contestar. Hubo días de desorden en los que fue difícil encontrar el hueco de aire fresco. Vuelvo atrás, pero sólo mi mente puede hacerlo, volver a aquel Abril. Se aproximan días soleados. Siempre quedará Italia para revivirme, para volver renovada. Italia como broche final de una mis mejores épocas. Aquellos días que también fueron caos.

Nueva adquisión: Cartas a una joven matemática (de Ian Stewart)

lunes, 16 de julio de 2012

Mi composición.

EL lunes recien comienza y ya estoy a punto de quedarme dormida. Tras domingo intenso, un lunes que me hace sentir que la semana ha avanzado más de lo que realmente lo ha hecho, pues mañana todavía estaré al comienzo de la semana, sin estar ni siquiera en el ecuador. Y mientras todo esto sucede busco y rebusco en la caja donde están todas mis palabras ,intentando elegir la de hoy. Una, otra, otra más... Hay algunas que dejan en mi ideas para llevarlas a una actualización realmente merecida pero mi cerebro ahora mismo permanece a una intensidad de actividad baja, casi perdiendo la consciencia. Pensando en esta cama... BURBUJAS. Burbujas como pensamientos que se entrecruzan, se saludan y cada uno sigue su camino. Burbujas todas las acciones de hoy, sin mera aparente relación entre ellas pero todas unidas por una burbuja en común: yo. La burbuja de esta cama que lleva por nombre Laura. Hoy y aquí, porque todos buscamos nuestras burbujas.

Pompas de jabón vuelan sin saber a donde. Simplemente vuelan. Huecas e iridiscentes ignorando que dentro de un instante dejarán de ser pompa de jabón para no ser nada. Qué sombrío pensar que vuelas al momento y al lugar de no ser nada. Pero aún así las burbujas tienen esa parte de juego infantil, quizás porque los niños saben vivir, me refiero a que saben disfrutar del momento sin pensar en qué sucederá después. El futuro, ese tiempo incierto y que sólo pertenece a nuestros planes y a nuestros sueños, porque cuando llegue dejará de ser futuro para llamarse ahora. Deberíamos de ser como niños o mejor, como burbujas... volando sin pensar qué sucederá después. Miles de burbujas chocando entre si, cada una formando un mundo particular y ajeno, algo así es lo que somos.
           
Yo tengo mi propia burbuja llamada yo. Y quizás de forma racional mi cerebro intenta encasillar a cada uno en su burbuja como un modo de estructuración, la burbuja de la familia, la burbuja de los amigos, la burbuja de los compañeros, la burbuja de los otros compañeros, la burbuja de los amigas... Y luego están las burbujas con nombre propio, personas que no comparten burbuja ni lugar. Personas que se han ganado su propio espacio en mi. Siempre existe un importante y unos secundarios. Unas conocen una parte de mi, otras conocen otras vertientes, otras conocen varias piezas mientras intentan darle sentido al puzzle. Algunas puede que jueguen a mezclarse entre ellas, otras jamás se mezclarían porque no hablan el mismo idioma, sin embargo, todas siguen siendo mis burbujas y cada una habla de una parte de mi, de mi día, de mi hoy o de mi ayer. Porque si todas esas burbujas hablasen quizás saldría la verdadera yo.
                           

miércoles, 27 de junio de 2012

Un sujeto sostenido por la culpa.

La palabra que hoy he tenido en mente es una de esas palabras que lleva tiempo esperando, no encontraba hueco para ella pero ayer alguien me la hace llegar de una forma indirecta. La trajo hasta mí en su discurso, sentado en su silla intentando descomponer en pequeñas piezas todo aquel asunto que no le dejaba dormir. Arrepentirse es el deseo de que lo pasado, y por tanto irreparable, no haya existido. El arrepentimiento es individual: perteneciente a un sujeto sostenido por la culpa. Esta noche ronda por mi cabeza, arrepentimiento.



La ley siempre se repite, acción-arrepentimiento-acción. Arrepentimiento como una fase de renacimiento moral dentro del ciclo, quedaría dispuesto para volver a cometer el delito del que se lamenta.Y digo acción, que no mala acción, porque suele unirse arrepentimiento a las malas acciones, siendo lo malo y lo bueno un tema que no quiero discutir, extenso, confuso y sobretodo, subordinado a cada sujeto. Por ello, existe el arrepentimiento también en las "buenas" acciones. Él la busca, la espera, la encuentra, hablan, se queda... y al despertar, se marchan en caminos separados. Con el fin del episodio, él se encuentra con su arrepentimiento esperándole en la acera. ¿Hay algo malo en la búsqueda, la espera, el encuentro, la conversación, la permanencia... y el sueño? Diríamos que no, sin embargo puede existir arrepentimiento, de hecho existe. Lo bueno y lo malo no tienen una identificación universal, aquí ordena lo subjetivo. Arrepentimiento habla de perdón, pero no del perdón del otro, que no siempre es necesario, habla del perdón a uno mismo. El arrepentimiento le hace al sujeto verse responsable. Arrepentimiento y duelo parece que logran cancelar (al menos en lo mental) la acción pasada, logran cambiar el estado afectivo que padece el sujeto. Si me arrepiento soy culpable, si soy culpable me castigo, si me castigo me condeno, si me condeno he pagado, si he pagado soy inocente, si soy inocente estoy libre para la acción, para buscar el goce, y por tanto, puede que encuentre la culpa nuevamente. A veces hay necesidad de culpa. ¿Y si se sufre por qué se repite? (preguntan algunos) Porque en el fondo hay un goce en todo ello, aunque a veces esté demasiado escondido como para verlo a primera vista. Si no hay goce no hay repetición. El arrepentimiento convierte al culpable en inocente, le deja listo para continuar, casi, como desde el principio. Hablamos de una culpa tras la autosatisfacción. Es la renuncia al goce abusivo, teniendo en cuenta que no existe el goce abusivo en sí mismo, sino siempre desde la interpretación del propio sujeto y por tanto, desde su historia. Cuando hablamos de abusivo, hablamos del límite, ¿y dónde está el límite? La culpa es otra palabra, que no quería que ocupase más de lo necesario en esta actualización, pero arrepentimiento y culpa llegan siempre de la mano. Arrepentimiento también se une con autocastigo, humillación, vergüenza, perdón, oportunidad... Y el sujeto quién censura y corta. A pesar de todo, creo que el peor arrepentimiento es el que nos habla de todo aquello que no intentamos.