Hay siempre algo de locura en el amor,pero siempre hay algo de razón de la locura. ( Friedrich Nietzsche)

miércoles, 30 de mayo de 2012

El ombliguismo en la literatura.

Yo, damas. Yo, caballeros. Yo. Yo soy el alfa y el omega de esta breve charla en la que pongo el mundo de la literatura a los pies de los caballos del Apocalipsis. Porque yo soy la cumbre más alta de las letras universales. Fuera de mí no hay nada. No existe una historia de la literatura, a no ser que yo me la invente. No es posible el futuro si yo no lo pongo por escrito. Pero recuerden que yo no escribo para cambiar el mundo, pues el mundo soy yo y soy inmutable.

En cualquier momento...

Un señor,una señora y yo, y una conversación. Una larga conversación en la que hablamos de amor y de desamor; de la juventud, de la vida, y de las vueltas que da la misma. Hablamos de ellos y de mi, no muy alejados del mismo punto. A veces una se hace algunas preguntas para las que no encuentra respuesta, quizás es que algunas de esas preguntas no la tengan. Y luego, están esas preguntas para las que que pensamos que alguien concreto tendría la respuesta. Hablamos de cómo he cambiado y cómo a la vez continúa existiendo esa parte de mi que no muere. Hablamos de miedos, de risas, y de historia del arte,de nuestro arte. De viajes. Hablamos de hijos y de compromiso. Aludíamos a cómo el entorno, en ocasiones, se vuelve molde y va forjando tu forma, de la que no todo el mundo es capaz de escaparse. Hablo de algo impensable en esta conversación nuestra, de unos sentimientos y sensaciones que sólo he hablado con mi almohada. No sé si era la experiencia de los años, sus capacidades de ambos para leer entre líneas, o que estábamos compartiendo más que recortes de historias, que sólo escuchándome descifraron mi mapa y no podría haber sido más ajustado a la realidad. ¿Cómo podían saberlo? Mi almohada nunca descubre mis secretos ;) Y yo hice la pregunta, quizás aquí sí había respuesta: “Vosotros, tras todo lo vivido, ahora mismo con vuestros cuarenta y tantos (largos) inviernos y con todo lo que sabeis, ¿qué le diríais a alguien de veintiún veranos?” Una mirada bastó para resumir el mensaje. la verdad es que“hikdpahdasudbasdalksaihasdbjasbdasdaij”,el mensaje me lo guardo sólo para mí.


Una amiga y yo, y una conversación. Una larga conversación en la que hablamos del amor y del desamor; de la juventud, de la vida y de las vueltas que da la misma. Hablamos de ella y de mi, muy cercanas al mismo punto. A veces uno se hace algunas preguntas para las que sabe que alguien tendrá respuesta, o al menos, le dará las claves para que uno mismo se encamine a la respuesta escondida. Hablamos de mi infancia,y ella me cuenta anécdotas de la suya y de esa parte de mi que hace que me quiera tanto. Hablamos de miedos, de risas y de algunos que ya no están. De un viaje pendiente. Hablamos de sueños cumplidos y de deseos inconscientes. Aludíamos a cómo en ocasiones una se paraliza ante la mirada del otra,sabíendo lo que sentíamos y pensabamos en ese mismo instante...solamente con mirarnos . Cómo una se vuelve fugitivo de su propia historia, o cómo no encuentra herramientas para decir “sí porque sí”. Hablo de algo nunca verbalizado, de esos mismos sentimientos y sensaciones que sólo he hablado con mi almohada. Ella también descifró mi mapa, pero eso no era novedad, esos ojos marrones siempre saben anticipar lo que voy a decir antes de decirlo. Y yo hice la pregunta, quizás aquí sí había respuesta:“Tú, tras todo lo vivido, ahora mismo con tus veintitantas (largas) primaveras y con todo lo que sabes, ¿qué le dirías a alguien de veintiún veranos?” y ella con cada mirada basta para darme su apoyo y su comprensión y saber saber sacar de lo bueno lo mejor, y las mejores ocasiones...las superiores.


Y todas esos momentos,historias, "cagadas" que pasamos juntas, diariamente, que nos hacen más fuertes y que nos hacen crecer los voy a guardar en una cajita con llave, porque quizás algún día me gustará pasárselos a alguien. Las mejores historias son las que nunca terminan.

Así suceden las mejores conversaciones, prolongadas e impensables. Me quedo con el mensaje, que podríamos decir que eran el mismo. Me ha gustado, mucho, ni siquiera sé cuánto. Una conversación que podría llevar por título la frase con la que comenzaba aquel bolero que decía:“en la vida hay amores que nunca pueden olvidarse”.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Good times.

Oímos la petición constante de un poco más de tiempo; la queja asidua de que no queda tiempo libre. Guiándonos por esto diríamos que más tiempo, más felicidad. Pero ¿para qué se quiere el tiempo? El tiempo merece la pena si es para ser disfrutado, sino se vuelve tormento y condena. Miro atrás y veo parte de mi tiempo pasado, alguno no muy lejano, y pienso en todo el tiempo del que disponía y que ha sido suplicio, sin dar paso adelante, ni paso atrás. En la condena simplemente se permanece esperando que el tiempo pase. Había un miedo constante en mi cabeza: el miedo a perder el tiempo. Y vinieron a espantarlo los buenos momentos y algo más, donde el tiempo pasaba rápido y no se sentía perdido. Porque el tiempo siempre pasa, pero hay que intentar pasarlo bien. La vida merece la pena si es para ser vivida.

A veces, a los "buenos tiempos" hay que llamarlos a gritos y vestidos de rosa neón porque sino no vienen...
Y la vida vivida es la que siente eso, más que nunca el tiempo vuela y más que nunca no es perdido. Y eso sienta muy, pero que muy bien. Uno se siente tan bien como en el despertar sin pesadillas; como cuando se va a dormir ligero de equipaje mental; como cuando no corre porque sabe que llegará igual a tiempo. Uno se siente bien como cuando los días son espacios en los que improvisar nuevas historias aquí o allí, pero siempre con la pieza importante. Como cuando uno vuelve a casa con los buenos momentos en la maleta. Como cuando todo fluye sin más, y no puedes explicar porqué pero sientes que sí, que sí, que sí...
 
 
 
 
 
 
 
 

Si esto sigue abierto es por todos esos que estáis ahí detrás de la pantalla y, visitáis lo que aquí voy contando. Porque yo creo que lo especial tiene que ser compartido, entonces es más especial todavía, porque nos hará cómplices. Y ser cómplices de lo especial es el mejor papel que a uno le pueden dar. Ahora mismo me quedaría así, justo frente a la pantalla, mirando ahí, con las manos llenas de corazones dorados y soplándolos sobre todos vosotros...
 
 
 
                                                                                                                   Lau.

lunes, 14 de mayo de 2012

Imposible

Por su contundencia, por lo que evoca en mi, por los acontecimientos surgidos a mi alrededor e incluso adentro. Imposible por la provocación que suscita. Imposible no me habla de negativa, me grita desafío. Aquí y hoy, vamos a darle la vuelta a lo imposible.



La palabra en sí misma podría verse como una losa impuesta que se vuelve obstáculo. Pero también puede evocar reto, tal y como a mi me lo evoca. Y es que quién no ha desafiado lo imposible alguna vez, no ha probado un trocito de lo mejor de esta vida. Todavía guardo una postal que me trajo un amigo de unas vacaciones en Portugal, ya hace muchos años que dice: "No desistas si aún eres capaz de un intento más. Nada termina hasta el momento en que se deja de intentar". Resumía mi filosofía. Y sigo pensando que perderse el verbo intentar es perderse lo mejor.




Lo imposible sólo es algo un poco más difícil. Lo imposible es intentar lo posible una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez... Desear. Intentar. Suceder. Hay momentos en los que todos creemos que ciertas situaciones son imposibles. Por más que barajamos distintas opciones no encontramos viabilidad a todo aquello. Incluso hay situaciones que ni siquiera son pensadas, como si estuviesen más allá de lo imposible. Y sin embargo, vienen a sorprendernos y suceden. Surgen así los "imposibles-posibles". Porque,¿a quién no le ha pasado alguna vez algo más allá de lo imposible? Luego, el o la protagonista del suceso lo cuenta desde el pretérito, para terminar explicando el desenlace, quizás para acabar de creérselo. Lo alucinante no siempre es fácil de digerir.




Cuando estás en un túnel negro, las flores, la luz y el cielo se vuelven imposibles. Pero existen, y están esperando el momento en el que aparecer. Los imposibles de verdad son muy escasos; luego hay miles de imposibles fabricados, que les enfundamos la etiqueta tan sólo porque suponemos que lo son. La mayoría de las veces lo que vuelve a algo imposible somos nosotros mismos, con la desgana, con el miedo, con la apatía. Con el desamor. Pero la vida siempre tiene preparado algo más para decirte que imposible no hay (casi) nada. Y cuando ves todo claro y pareces haberlo colocado todo, de repente, lo imposible sucede y entonces... Entonces es maravilloso.

viernes, 4 de mayo de 2012

El abril de la renovación.

Ya terminó Abril. Y digo terminó, porque este no murió como Marzo, tan sólo terminó. Me lo guardo todo y por entero. Empezó con una escapada que sirvió de desconexión, de stop y de primera baldosa para construír todo este mes de grandes días. El Abril de la renovación. De la calma y el ímpetu bien equilibrados. De la espiritualidad y de la buena energía. Ha sido el mes del hedonismo en estado puro, de los placeres sencillos que han sido cura. Me quedo con el Abril de los desayunos para el recuerdo; de las comidas tranquilas y, de las cenas cuando todavía era de día, ese es el indicio inequívoco de que caminamos hacia el sol. Me quedo con el Abril de la lluvia en los cristales; y también con el de los rayos de sol que se escapaban para visitarnos a escondidas. Abril ha sido el mes del "no-estrés", de las flores, de acabar cantando con la de siempre, de las caras nuevas, de disfrutar durmiendo como hacía tiempo, de las caminatas para conocer iglesias, monumentos y pequeñas calles idílicas. Abril ha sido el mes de las novedades, del chocolate, de la cocina y las plantas aromáticas, de los cumpleaños, y de las melenas que terminan por cortarse, como si cortando, cortásemos también la mala suerte. De los regalos porque sí, los que son verdaderas sorpresas envueltas y con lazo. Me rodeé de los mejores y de la mejor parte de mi misma, nos movimos entre el afecto que alivia y funcionó. Todo comenzó a fluir como el aire cuando juega a enredarse entre tu pelo y el mío, y así surgió este Abril que guardo con cariño en la cajita de música. Quizás la palabra de este viernes, cariño, no ha salido por casualidad, ha sido el mes de quererse y de dejarse querer.



Me quedo con un muy buen recuerdo de este Abril que se despidió y dejó buen olor; que se me ha escurrido entre los dedos, sencillo y fugaz. Fugaz como el tiempo contigo. Empezó bien y no ha podido terminar mejor. Ahora Mayo, alguien me decía hace poquito: "si Abril está siendo bueno, prepárate para Mayo" pues allá vamos, porque va a ser... emocionante!! Si lo deseamos, quizás suceda. Con Abril deseé el Abril de los buenos tiempos... y llegaron. A Mayo le pido más y mejor de este mismo Abril.
(os dejo mis imágenes, y la de los mejores, que resumen mi Abril)


























jueves, 3 de mayo de 2012

Revelación.

Nos revelamos cuando perdemos lo que nos sostenía, cuando nos han arrebatado lo que creíamos nuestro, cuando el descontento nos invade. Nos revelamos porque no estamos de acuerdo con la obediencia ordenada. Hay momentos en los que uno siente tanta intensidad en el pecho y el estómago volcándose en recuerdos, que no es capaz de poner en orden todas las sensaciones y pensamientos que le hacen estar en esa nube, sea blanca o gris tirando a negro. Aún para hablar de revolución es necesaria la calma. Necesario estirar, calentar y colocarse el moño, sino será imposible comenzar nuestro propio baile.


Supongo que hay tantas formas de rebelarse como personas en el mundo. Cada uno tiene una forma concreta, que parte de su propia configuración como persona, para manifestar su oposición.Unos usan la fuerza y otros los claveles; unos el silencio y otros los gritos. Pero todos manifiestan su desacuerdo con algo o alguien. Pensamos en el que empuja el puño en la mesa, se desgañita chillando e intercala algún insulto mientras pierde la poca o mucha razón que tenía. Nos recordamos de quién se mantiene totalmente callado esperando a que pase la tormenta, teniendo total certeza de que hará lo que le venga en gana, impasible ante opiniones ajenas. O de el de la sonrisa adulterada, con una aparente parsimonia, mientras dispara en todas direcciones. Todos están haciendo su rebelión particular. Pero la rebelión también comienza para quién no deja de atormentarse y, un día decide aprender a quererse un poco más. Está dando su gran salto, quizás sin saberlo.

Hay un día en el que uno se levanta y siente que ha empezado todo; que el mundo está de estreno para recibirlo en una nueva andanza. Un día en el que uno siente que tiene que decir: "hasta aquí", marcar el límite. Y eso puede hacerse de muchas formas, como decía en el párrafo anterior, pero aquí apostamos por la rebelión desde las palabras, lo delicado y lo armónico. La ternura es la mejor rebelión al desengaño. Cansa ya ver que rebelde se asocia con el extravagante, el maleducado, el macarra que presume de todas sus conquistas, o quién hace la guerra santa allí dónde está. Eso no es rebelión, es vulgaridad, por llamarle de alguna forma. Sonrisa es rebeldía, como lo es dedicarse un tiempo a uno mismo; darse un mimo cuando quién te los portaba ya no está; luchar hasta la meta sin tirar la toalla, simplemente porque hoy has decidido creer en ti más que en nadie; eso, también es rebelión. Porque la rebeldía para encontrar nuestro propio equilibrio es una de esas últimas exquisiteces. Ahora sí, tras el salto ha encontrado que su mejor apoyo es ella misma, en su esencia.


 En todas las rebeliones hay que seguir velando por todo lo conseguido, y dando pasos, pero sin muertes ni guillotinas. Y sí, el tráfico mejor parado es el que detiene una bailarina que ha estirado, calentado y se ha colocado el moño. La rebelión puede ser delicada y no por ello menos fuerte y combativa.