Hay siempre algo de locura en el amor,pero siempre hay algo de razón de la locura. ( Friedrich Nietzsche)

miércoles, 3 de octubre de 2012

Morir disfrutando.

He pensado en los acontecimientos que rodean mi vida últimamente, podría darle entrada a una palabra que lleva tiempo esperando: Disfrutar. Tras encontrar la pieza del puzzle que a uno le falta y haberla colocado; tras haber sido valiente; tras la consecución de la meta a uno sólo le queda una cosa: disfrutar. Es el tiempo de deleitarse. No voy a buscar más excusas porque aquí y hoy, voy a disfrutar.

La vida seguro que la han inventado para divertirnos, sino no tendría sentido.Pero sucede que en medio de todo eso estamos los humanos con nuestras pasiones, nuestros temores y nuestras emociones, ahí empieza la verdadera creación: desde lo más maravilloso hasta lo más patético. Podemos crear ilusiones o sufrimiento, ajeno o propio. Sí, crearnos sufrimiento propio, negándonos el goce como un castigo auto-impuesto. ¿Qué carga nos oprime para no poder disfrutar? Casi siempre está escondida, muy adentro; y tras vueltas y vueltas la encontramos o, quizás no la hallemos y siempre nos acompañe. A veces hay que tener el valor de enfrentarse a lo que hace daño para poder disfrutar. No hay que perder el tiempo con castigos y disfrutemos con lo que amamos porque, quizás, no hay mañana.



Hoy, día en el que el otoño hace poco que llegó a nosotros, quizás la estación que con más anhelo espero, y el verano pasó como una garantía de no caer en el olvido aunque eso ya lo tenía asegurado. Has sido auténtico hasta en la despedida. Y pensando en ti pienso en disfrutar, tu mayor legado: ser feliz y hacer feliz a quienes te rodeaban. Quiero, como tú, no morir antes de que llegue la muerte, que la muerte se sorprenda con esas ganas de vivir. Hay que disfrutar y aún quedándose a un pasito de la centena, morir disfrutando. Lección aprendida.



Hablan de que la vida es demasiado corta, supongo que hay vidas cortas que duraron cien años y, vidas larguísimas a pesar de que el tiempo no fue demasiado. No importa cuánto sea nuestro tiempo aquí, ni si los hubo mejores o peores, el caso es que este es el nuestro y sólo por eso debe ser disfrutado. El día que me vaya quiero sentir que mi vida ha sido plena. Y plena para mi es que he vivido como he querido, he amado, he aprendido, he elegido el cómo y el con quién, he fracasado, me he caído, he vuelto a comenzar con el ímpetu que te dan algunas caídas. Saber que uno ha disfrutado amando, disfrutado aprendiendo, y disfrutado enseñando todo lo aprendido. El día que me vaya quiero sentir que, por encima de todo, he disfrutado.

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