De manera que las partículas pueden estar en distintos lugares al mismo tiempo.
Este principio de indeterminación de la física cuántica me demuestra que así como ocurre con las partículas, también ocurre con los pensamientos, de modo que el pensamiento que ocupa nuestra atención es el que se materializará a partir de un campo de infinitas posibilidades.
Por lo tanto, si concentro mi atención, puedo alcanzar la perfección en mi y todo cuanto me rodea.
La buena salud es lo normal en la naturaleza, pero cuando creemos en que lo normal es enfermarse la enfermedad se manifiesta.
La causa de la enfermedad, desde esta perspectiva, es el miedo, el odio, la crítica, la preocupación, la frustración, la ansiedad, el pesimismo y cualquier otro pensamiento negativo.
Estos pensamientos pueden ser eliminados de la mente y reemplazados por sus opuestos, o sea, el amor, la confianza, la tolerancia, la entrega, el cambio de perspectiva, el optimismo y la esperanza.
El iluminado es el que logra la paz interior, al entender la realidad y atreverse a creer en el poder de su pensamiento y en los milagros que producen en el mundo físico.
Actualmente existen en el mundo muchas personas que han logrado la iluminación, pero aún hay muchos que continúan aferrándose a las ilusiones materiales y que eligen seguir luchando para concretarlas.
Un pensamiento crea un campo de fuerza que atrae determinadas áreas de la realidad y muchos pensamientos focalizados en la misma dirección tienen aún más fuerza; y la visualización de los deseos ya realizados tiene el poder de materializarlos.
El sistema metafísico elimina de la vida el miedo, la preocupación, la lucha, el esfuerzo inútil, las complicaciones, la confusión y todo aquello que llamamos problemas.
La explicación es que si empleamos los principios, los efectos se producen solos.
El nivel de conciencia que tiene una persona lo determina su grado de felicidad o infelicidad y su salud psicofísica.
Se trata de aprender hábitos de pensar, de sentir, de obrar y de hablar constructivos y de elegir ser positivo, optimista y feliz.
Es imperativo y muy importante no comentar nunca a nadie nuestro deseo y nuestra visualización, que debe ser un trabajo personal e íntimo.
Para lograr la libertad verdadera es necesario escuchar la voz de la conciencia, porque en ella está lo justo y lo verdadero.
También se necesita voluntad, cambios de comportamientos, de pensamientos y de sentimientos, paciencia y tolerancia.
Una vez vencidos estos escollos, la alegría surge espontáneamente junto con el reconocimiento del bien y del mal.
La tranquilidad despoja al hombre de toda vanidad y exige mucho dominio personal, y de la tranquilidad nace el amor.
Es el amor lo que lleva al hombre a la sabiduría plena y a la iluminación, que le da la posibilidad de entender y comprender.