Hay gente que está desanimada y hay gente que tiene la capacidad innata de desanimar a los demás. ¿Nunca os ha pasado que de repente, tras una conversación con alguien sientes que se ha llevado en el bolsillo todos tus ánimos? Unos le llamarían gafe, otros pesimista, dirían que sus chakras no están equilibrados, que tiene un mal karma, otros le tildarían de aguafiestas... Sea como fuese nos ha dejado la habitación con una nube gris en el techo y nos ha desprovisto de toda ilusión. ¿Y qué pasa cuando ese somos nosotros mismos? Y nos sentimos sin ganas de nada, apáticos, con sentimientos negativos llamando imposible a lo que antes llamábamos propósitos. A veces, en una tarde un poco más gris de lo normal nos convertimos en homicidas de nuestras propias ilusiones. Hoy aquí,sentada en mi sofá voy a resucitar los desánimos.(Por mi, porque llevo unos dias regular).















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