Hay siempre algo de locura en el amor,pero siempre hay algo de razón de la locura. ( Friedrich Nietzsche)

lunes, 23 de julio de 2012

Poniendole orden al caos.

No tenemos que irnos hasta antes de la ordenación del cosmos para encontrar el caos. Por desgracia podemos encontrarlo dondequiera a nuestro alrededor. Es la confusión y el desconcierto, pero también la abertura a que el orden llegue y se pose. Tambaleando sin equilibrio entre la inquietud, intentando sostenernos sin estructuras. Construyendo sin método, creando sin disciplina. El desasosiego que se vuelve vorágine. Esta noche, vamos a ponerle orden al caos.



La palabra que en un principio se refería a "hueco","muy abierto" ha terminado refiriéndose a desorden. A mi me resulta una amalgama de los dos significados. Porque hasta la más fuerte sacudida, creando el mayor de los desórdenes deja hueco para volver a crear de nuevo. Son tantos y tan diversos los sentimientos que una persona puede sentir. Tantas las causas que pueden llegar a agitarnos, a derribarnos, subirnos hasta el cielo o enterrarnos estando vivos. Hay semanas, incluso días, que pretenden ser un muestrario de sentimientos,y te colocan como maniquí en el que probar todo aquello. Incluso a veces sucede que se mezclan, se chocan entre sí dentro de ti sin que puedas hacer nada más que dejar que el vendabal de sensaciones pase. Demasiados sentimientos encontrados para poder ponerles un nombre común. Nos despertamos abatidos entre pesadillas y sueño denso empezando un día que no despierta bien. Espero la respuesta. Busco la respuesta, con todas las esperanzas agarradas en mi puño para que ésta sea justo la que necesito oír. Vagamente descubro que la sentencia es lo esperaba mi lado pesimista, opuesto a lo que deseaba escuchar. Tardo en procesar y digerir. Una nube negra surge encima de mi a punto de estallar en tormenta. Y como toda tormenta retumba, un eco resuena adentro. Pensamientos que doblan los límites de velocidad dentro de esta cabecita. ¿Por qué...? Gran interrogación que me trae reminiscencias del pasado. Hay tantas preguntas sin contestar. Hubo días de desorden en los que fue difícil encontrar el hueco de aire fresco. Vuelvo atrás, pero sólo mi mente puede hacerlo, volver a aquel Abril. Se aproximan días soleados. Siempre quedará Italia para revivirme, para volver renovada. Italia como broche final de una mis mejores épocas. Aquellos días que también fueron caos.

Nueva adquisión: Cartas a una joven matemática (de Ian Stewart)

lunes, 16 de julio de 2012

Mi composición.

EL lunes recien comienza y ya estoy a punto de quedarme dormida. Tras domingo intenso, un lunes que me hace sentir que la semana ha avanzado más de lo que realmente lo ha hecho, pues mañana todavía estaré al comienzo de la semana, sin estar ni siquiera en el ecuador. Y mientras todo esto sucede busco y rebusco en la caja donde están todas mis palabras ,intentando elegir la de hoy. Una, otra, otra más... Hay algunas que dejan en mi ideas para llevarlas a una actualización realmente merecida pero mi cerebro ahora mismo permanece a una intensidad de actividad baja, casi perdiendo la consciencia. Pensando en esta cama... BURBUJAS. Burbujas como pensamientos que se entrecruzan, se saludan y cada uno sigue su camino. Burbujas todas las acciones de hoy, sin mera aparente relación entre ellas pero todas unidas por una burbuja en común: yo. La burbuja de esta cama que lleva por nombre Laura. Hoy y aquí, porque todos buscamos nuestras burbujas.

Pompas de jabón vuelan sin saber a donde. Simplemente vuelan. Huecas e iridiscentes ignorando que dentro de un instante dejarán de ser pompa de jabón para no ser nada. Qué sombrío pensar que vuelas al momento y al lugar de no ser nada. Pero aún así las burbujas tienen esa parte de juego infantil, quizás porque los niños saben vivir, me refiero a que saben disfrutar del momento sin pensar en qué sucederá después. El futuro, ese tiempo incierto y que sólo pertenece a nuestros planes y a nuestros sueños, porque cuando llegue dejará de ser futuro para llamarse ahora. Deberíamos de ser como niños o mejor, como burbujas... volando sin pensar qué sucederá después. Miles de burbujas chocando entre si, cada una formando un mundo particular y ajeno, algo así es lo que somos.
           
Yo tengo mi propia burbuja llamada yo. Y quizás de forma racional mi cerebro intenta encasillar a cada uno en su burbuja como un modo de estructuración, la burbuja de la familia, la burbuja de los amigos, la burbuja de los compañeros, la burbuja de los otros compañeros, la burbuja de los amigas... Y luego están las burbujas con nombre propio, personas que no comparten burbuja ni lugar. Personas que se han ganado su propio espacio en mi. Siempre existe un importante y unos secundarios. Unas conocen una parte de mi, otras conocen otras vertientes, otras conocen varias piezas mientras intentan darle sentido al puzzle. Algunas puede que jueguen a mezclarse entre ellas, otras jamás se mezclarían porque no hablan el mismo idioma, sin embargo, todas siguen siendo mis burbujas y cada una habla de una parte de mi, de mi día, de mi hoy o de mi ayer. Porque si todas esas burbujas hablasen quizás saldría la verdadera yo.