Hay siempre algo de locura en el amor,pero siempre hay algo de razón de la locura. ( Friedrich Nietzsche)

martes, 19 de junio de 2012

Amistad

Si tuviese que hacer un pastel llamado amistad, creo que el principal ingrediente sería la confianza. Y con la confianza iría la sinceridad, pero sobretodo el saber que estamos en un ambiente de calma en el que no tenemos que parecer sino simplemente ser. Ser como realmente somos, ¿por qué esconderse? ¿por qué mostrarse de otra forma? un amigo te aceptará como eres. Respeto, otro de los ingredientes claves. Nunca he entendido el respeto como acatamiento y aprensión, sino como admiración y aprecio.
La comprensión sería otro componente a tener en cuenta, ¿cómo comprender a alguien sin tener la confianza para saber todos los detalles que le hacen ser o actuar como lo hace? Confianza, cuánto ocupas... Y ahora lo más importante pasada la confianza: la lealtad para no traicionar a ese que depositó su confianza en ti.
Confianza puede, y debe ser posada en nosotros mismos, sino confías en ti, ¿en quién podrás hacerlo? Confianza, esa que una vez deteriorada cuesta tanto que vuelva a asomarse. Confianza, ese pacto contigo en el cual te abro paso a mi rincón escondido, a mis dudas de almohada, a mis risas de amigos, a mis conquistas ganadas. Para que tú llegues a donde tienes que llegar y no más allá, para que tú te quedes en el sitio que no está marcado y no afuera.

      

La línea es frágil, procura que nunca sea un impedimento para que el respeto no falte, para que la lealtad no se marchite. Y este pastel llamado amistad puede adoptar múltiples sabores desde el engaño a la admiración. Seguro que todos hemos vivido muchas clases de amistad. Una de esas palabras viciadas de la sociedad actual donde los pactos personales y desinteresados pierden socios cada día.
La corrupción ha llegado también a la amistad. Supuestamente la relación más puro donde dos o más nos entendemos porque miramos hacia el mismo lado con aprecio, con respeto, como iguales.
Donde el único interés debe ser la presencia del otro junto a nosotros. Amigos, conocidos, saludados, compañeros de trabajo, vecinos, primos lejanos, coincidentes en una clase... ¿amigos? ¿compañeros? ¿desde cuando somos amigos? Podría contarlos con una mano, saldrían sus nombres de forma fluída si tuviese que nombrarlos en este instante.
A los de verdad, a los de toda la vida, a los nuevos, a los de siempre. A mis amigos. Y es ahora cuando no hacen falta nombres porque ellos se identifican en silencio.
Confianza, es casi un momento, cuando sientes que estás despreocupado aún sabiendo que no tienes el control en el otro.
 
Confianza, es casi un lugar, donde entregas el puñal sabiendo que no lo usará para herirte, sólo para defenderte. Por eso, qué incómodo el lugar y el momento en el que la confianza se diluye quedándonos desnudos y al acecho de ver qué sucederá ahora con quién creíamos nuestro amigo.


                                         

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